miércoles, 8 de julio de 2015

CONTAMINACIÓN SONORA EN LOS JARDINES PADRE FEIJÓO DE OURENSE.

En la ciudad de Ourense hay un individuo que lleva años torturando acústicamente a vecinos y usuarios de espacio público sin que las autoridades hayan tomado ninguna medida contra él, al menos aparentemente.
En la calle Lamas Carvajal, al lado de los jardines Padre Feijóo existe un puesto callejero,  conocido popularmente como "La Garrapiñada" . Comercializa, entre otras, la apreciada golosina con ese nombre.
  Seguramente ese puesto callejero dispone del necesario permiso municipal para vender sus productos  en ese lugar.  Pero eso no le da derecho a invadir acústicamente el espacio público circundante  con el ruido  de una radio que el propietario mantiene permanentemente encendida, y que supone una molestia para los viandantes que pasan, bastante  mayor para las personas que buscan un momento de tranquilidad en el parque próximo (para eso son los parques, para buscar tranquilidad) , y una verdadera tortura para los vecinos de las viviendas próximas que deben soportarlo crónicamente y que se ven obligados en muchas ocasiones a cerrar sus ventanas para poder desarrollar actividades incompatibles con la escucha forzosa de ese altavoz o sencillamente para poder disfrutar de la paz  a la que tienen derecho en sus domicilios.
 Las ordenanzas municipales son claras al respecto. El artículo 11 de la Ordenanza de Ruidos prohíbe encender radios o altavoces en espacio público, que, además de suponer contaminación acústica supone someter a los ciudadanos al chantaje del consumo de publicidad y otros contenidos sonoros comerciales en los que no tiene por qué estar interesado para poder hacer uso del espacio público.
 El abuso es especialmente grave teniendo en cuenta que en la proximidad inmediata existe ese  parque que podría ser más usado como área tranquila y de descanso especialmente por personas mayores que como es sabido suelen buscar lugares tranquilos. El susodicho altavoz arruina así uno de los escasos espacios verdes de la ciudad.
  Si el propietario quiere oír la radio debería usar auriculares, toda vez que su negocio está en la calle, sin paredes o límites físicos a sus emisiones sonoras. Si la enciende como un reclamo de eficacia más que discutible, las autoridades deben recordarle que no tiene derecho a publicitar acústicamente su negocio privado a costa de los derechos de los vecinos, y obligarle a cumplir  las ordenanzas.
 Los ciudadanos deben concienciarse cuanto antes acerca de la gravedad de esta clase de abusos, de los que mucha gente sólo se hace consciente cuando los sufre en primera persona (por ejemplo si lo soportara debajo de su casa ) y denunciarlos. Y no ponerse del lado del agresor acústico (adoleciendo de  una especie de “Síndrome de Estocolmo” con quien secuestra acústicamente nuestro cerebro) en vez de hacerlo del lado de sus víctimas, que deben soportar esa tortura indefinida e injustificadamente.
 Con toda seguridad, el gobierno municipal del Partido Popular pondrá fin al abuso para cumplir el punto 59 de su programa electoral a las elecciones municipales 2015, en el que se habla de hacer cumplir las ordenanzas contra contaminación acústica,  para hacer de Ourense una ciudad sin ruido evitable.

 Los negocios deben ejercer su actividad respetando los derechos de los ciudadanos, que tienen prioridad.